lunes, 26 de noviembre de 2012

Eres como una estación del año...

Se supone que cuando pasamos por algún suceso en específico, nos sirve para tener una experiencia y, por ende, aprender de ésta. Cuando crees saber el curso de tu vida, muchas cosas cambian; cuando crees tener muchas respuestas de algo que te quitaba el sueño, te das cuenta de lo equivocado que estás. De pronto, tu cabeza se llena de más y mas preguntas que, por ahora, no tienen ni una pizca de conclusión o algo que se le parezca. Es aquí cuando uno se pregunta ¿cuándo sabré el por qué de esto? o, si después sabré el por qué de cierta situación, ¿de qué me servirá saberlo en ese momento? Pero también, ¿de qué me sirve saberlo ahora? Dicen que el que busca, encuentra... Si busco y encuentro ¿será porque tenía que saberlo? ¿o precipité la respuesta a un momento que no debía ser?

Está comprobado científicamente que nuestras experiencias personales, las cuales llevamos a cabo nosotros mismos, nos sirven para aprender del mundo y ambiente que nos rodea. El dilema es, si aprendemos de nuestros errores y los madrazos que nos metemos al cometerlos, ¿por qué lo volvemos a hacer? o, por qué si ya pasamos por alguna escena en específico ¿nos cuesta tanto trabajo hacer una acción de la cual ya tuvimos experiencia anteriormente?

Eso es lo que vivo en estos momentos; una serie de sucesos que me están pasando hoy en día, los cuales, ya tuve una vivencia pasada parecida. La diferencia es, que me cuesta trabajo hacer lo que un día me resultó efectivo. ¿Por qué me cuesta trabajo? o más bien, ¿por qué me cuestas trabajo? ¿Será por el lazo tan profundo que creó mi ser contigo? ¿Será sólo fantasía? ¿Idea mía? ¿Dependencia? ¿Alucinación?... ¿Masoquismo?

¿Qué será eso tuyo que no deja libre mis pensamientos? Cuando me digo a mi misma "es hora de dejar esa historia atrás", vuelves como una estación del año a su lugar de gestación; tan bipolar y neurótico como siempre. No es normal, ¡yo sé que no es normal! Pero simplemente, no me puedo zafar. Es un tanto difícil alejar esos pensamientos, esos pensamientos que, a pesar de ser tan bellos, sólo me atormentan. ¿Por qué? ¿Por qué fuiste así conmigo? ¿Por qué tocaste tan dentro de mi, para después abandonarme? ¿Por qué te fuiste? ¿Por qué nunca comprendiste que eras importante para mi?

Ya pasó verano, estamos en otoño y pronto será invierno... Aunque, en realidad, el invierno llegó antes.

Todos tenemos nuestra primera vez en algo. Ahora, solamente queda esperar.

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