El frío siempre lo he disfrutado, en cambio la lluvia no. Algunas personas me han preguntado que si lo asocio con algo malo de mi vida, según yo y mi memoria, no es así; no sé entonces si esté reprimido en mi subconsciente o algo por el estilo, lo único que les puedo decir es que disfruté esta tormenta en la que me vi involucrada, como ninguna otra.
La clase en mi diplomado estuvo entretenida y como siempre, me tranquilizó demasiado. Desde que estudio psicología, mi mundo se ha abierto a muchas más posibilidades y pensamientos a comparación de los que tenía antes, además de darme cuenta de infinidad de cosas que nos rodean, o más específicamente, que me rodean. Desde que acudo a mi diplomado en Musicoterapia, me he dado cuenta que somos más que personas de carne y hueso; somos personas que estamos llenos de tanta energía, fuerza y el poder mental es tan poderoso, que por el conjunto de déficit de éstos entes metafísicos somos propensos a tantas enfermedades y a perdernos de la realidad. Pero, ¿la realidad existe?
Acabando mi clase del día de hoy, estuve muy "deep in thought" analizando y comparando muchas cosas, acompañada de una ligera lluvia. No corrí como de costumbre, eso fue lo raro.
Cuando me subí al metro vi a una pareja de chavos (hombre-mujer) como de mi edad, les calculo unos 8 o 9 meses de relación y fue verdaderamente triste lo que presencié. La chica recargada en el hombro de su novio, le platicaba algo que había pasado en su semana. El chico solamente hacía ruidos como "mmm" "ahhhh" "mira" y cosas por el estilo. La chava parecía molesta, eso no se puede esconder. Ella seguía contándole sus anécdotas muy entusiasmadamente, cuando de pronto el chico sacó su celular y empezó a jugar con el. En lo personal me invadió un sentimiento de enojo impresionante. Digo, ¿a qué persona no le gusta que le presten atención mientras se habla? Miré la expresión de la chica. Estaba molesta. Ella le tocaba las manos y lo miraba a los ojos mientras él, estaba entretenidísimo jugando con su móvil. Se bajaron a la siguiente estación y ella no podía esconder su enojo, ya que se levantó antes de que se pudiera ver el anden. Cuando las puertas se abrieron, salió dando unas zancadas impresionantes. Logré ver la cara del chico, algo así como de desesperación pero eso no fue impedimento para que fuera corriendo tras ella. No sé que haya pasado después, solo espero que la chica le haya puesto un "alto" a esa actitud tan de desinterés que tuvo su novio hacia ella.
Después de ver ese acto, me quedé con un amargo sabor de boca, así que antes de que mi cerebro empezara a maquinar, me puse a leer en lo que llegaba a mi destino.
Llegando a mi paradero de combis y micros, me di cuenta que se estaba cayendo el cielo. Literal. ¡Ni modo! No llevaba nada con que cubrirme la cabeza. Cuando me subí a mi "carroza pública" me puse mis audífonos y empecé a pensar en cosas, cosas como las últimas dos pláticas nutritivas que tuve con mi novio, así como la última conversación que tuve con dos de mis amigas y por supuesto, el acto desagradable de esa pareja que observé detenidamente en el metro.
No he llegado a una conclusión o a una idea en particular de todo lo que pensé en el camino y llevo pensando hace algún tiempo. Tal vez sea muy apresurado, tal vez no; tal vez solamente me preparo para algo que venga dentro de mucho o muy poco tiempo, solo sé que no soy la misma niña tierna e inofensiva que fui hace algunos ayeres...
Y también sé que por primera vez en mi vida, disfruté empaparme como lo hice hoy. Ojalá no me enferme, es lo único que pido.
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