Tiene mucho que no pasaba a plasmar alguna cosa interesante (o por lo menos de mi interés) por aquí. Acabo de regresar de un coloquio internacional excelente, sobre "Máscaras Psicosomáticas y el Dolor Afectivo". La mayoría de los temas tocados, tenían un enfoque psicoanalítico, y puedo decir que mientras me voy adentrando al Psicoanálisis me va agradando más, sólo es cosa de que quien te lo enseñe lo haya aprendido bien.
Por otra parte, quería compartirles un fragmento del famoso y primer libro escrito por el Marqués de Sade "Justina", que, a mi forma de ver, toca puntos muy importantes de su época (y que aún arrastramos) como la religión, política y sexualidad; aunque se puede decir que si hablamos de religión y sexualidad de la actualidad, la gente suele ser un poco más abierta que en los años 1700. Y así es como comienzo a escribir ese increíble trozo de literatura.
- Bien, hija mía -le dijo-, ahora sabes hasta dónde llegan algunos hombres por satisfacer sus apetitos. Supongo que estás horrorizada.
- Por completo, señor -exclamó ella-. Totalmente.
- Todo esto sirve para demostrar -continuó él- que tu filosofía no tiene fundamentos. Lo explicaré: tú, por una parte dices: "esto es bueno, y voy a hacerlo", y la cosa en la que piensas suele llamarse "virtud". Por consiguiente realizas una acción virtuosa para conseguir un buen subjetivo, y crees que debes ser elogiada por eso. Por otro lado, yo digo "esto es bueno y voy a hacerlo", y la cosa a la que me refiero se le llama normalmente "vicio", por tanto llevo a cabo un acto vicioso... igual que tú, con el fin de lograr un bien subjetivo. ¡Y tú consideras que debo ser censurado por ello! ¿Es eso comprensible?
- Pero -dijo Justina-, su acto es vicio y el mío es virtud.
- Sí, mi amor, pero sólo ante tus ojos -atronó el fraile-. Ante mis ojos, mi acto es virtud y e, tuyo vicio. No soy capaz de imaginar nada más perverso que una muchacha que se rehuse a los placeres que su palpitante coño desea; para mí esa negación es detestable; y viéndolo de esa manera: mi virtud es tu vicio y viceversa. [...]
- No, Justina, como decía Séneca: De gustibus non est disputandum, lo cual significa que en gustos no hay nada establecido. Por eso, ¡qué obtenía es esa de castigar a un hombre sólo porque sus gustos no están de acuerdo con las leyes de su país o los convencionalismos sociales! Y las personas no parecen comprender; son incapaces de reconocer que los gustos nos son proporcionados por la misma naturaleza, y que nada podemos hacer para modificarlos. ¿A caso pidió el sodomita nacer así? ¿Es el erótico anal un pervertido por gusto? Claro que no. Entonces ¿qué derecho tiene la sociedad a exigir que cambie su conducta a costa de su propia felicidad?
- Pero, padre -contestó Justina-, si un hombre se abandonara libremente a sus pasiones, en nada se distinguiría de un animal salvaje.
- ¿Y podría ser eso una desgracia? -preguntó el fraile-. La naturaleza, creadora de los animales salvajes ¿puede despreciar sus propias creaciones?
- Pero los animales salvajes viven en completo desorden.
- Al contrario. Hay un orden de cosas bien definido en el reino animal. El tigre devora al lobo, el cual a su vez devora al cordero, y así sucesivamente; y el plan de la naturaleza consiste en conservar el equilibrio de las distintas especies. Pero el hombre, soberbio y arrogante, quiere por el simple hecho de decretar leyes, trastornar ese equilibrio, impedir que el asesino mate, que el fornicador fornique, etc., todo con el fin de moldear el mundo de la naturaleza según sus gustos y conveniencias.
- ¡Oh, padre! Jamás aceptaré doctrinas tan horribles.
- Claro que no -le contestó él agresivamente- ¿Y por qué? Porque tienes miedo de convertirte en su víctima, ¡y ahí la tenemos de nuevo! ¡la arrogancia humana! Vamos a cambiar de papeles y veremos si no cambias de idea. Pregúntale al cordero por qué se le permite al lobo devorarlo a él y responderá que no lo sabe; pero pregúntale al lobo para qué sirve la vida del cordero, y contestará: "pues para alimentarme a mí, naturalmente". ¿Y acaso no respondemos igual para justificar la matanza del ganado, pollos y cerdos? ¡Por supuesto que sí! Así que, ahí tienes tu moral: todo es según el punto de vista... eso y nada más...